La crisis silenciosa de la Educación SuperiorPareciera que los cambios tecnológicos motivados por la denominada Industria 4.0 no solo están originando nuevas industrias que demandan novedosas destrezas, sino también nuevos perfiles profesionales, con conocimientos y competencias muy distintas a las actualmente entregadas por el sistema universitario actual.

Los avances tecnológicos actuales están impulsando transformaciones sociales y económicas de tal envergadura que muchos expertos se refieren a ellas como la Cuarta Revolución Industrial.

Estos cambios tecnológicos sorprenden tanto por las áreas impactadas, como por la velocidad vertiginosa en que estos suceden, eliminando y originando nuevas industrias que demandan novedosas destrezas, como también encausando nuevos perfiles profesionales, con conocimientos y competencias muy distintas a las actualmente entregadas por el Sistema de Educación Superior.

Y las evidencias parecen mostrar que, empujado por esta transformación, el sistema Universitario, no solo en Chile sino a nivel mundial, está enfrentando una que denominamos CRISIS SILENCIOSA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR, que lentamente la está alejando del escenario en que estos cambios ocurren; Crisis de la cual no pareciéramos tener una clara conciencia o la visión de cómo actuar para enfrentarla.

II

Por un lado, es tal la rapidez del cambio, que se están generando brechas crecientes entre los conocimientos y competencias que demanda el mercado laboral y aquellos propuestos por las universidades en las que, según un estudio realizado por el Centro Mckinsey[1], aunque el 72% de estas instituciones piensa que sus egresados están adecuadamente preparados para el mundo laboral, solo el 42% de los empleadores está de acuerdo con esta afirmación, lo que habla de una gran disparidad, creciente en el tiempo, en la percepción de las habilidades de los jóvenes trabajadores.

Estas brechas se han convertido en insumo para emprendedores e innovadores quienes, viendo la baja velocidad de reacción de las universidades, han promovido nuevos modelos educativos con una propuesta acorde al mundo actual, utilizando Tecnologías de Información y Comunicación (TI) disruptivas y nuevos modelos de negocio como habilitadores estratégicos. En esta línea, pueden identificarse a lo menos tres modelos:

1.       Marketplace educativo universitario: Un ejemplo es Coursera, que dispone de una plataforma donde las universidades y centros educativos alrededor del mundo imparten desde asignaturas gratuitas hasta programas académicos completos de pregrado y posgrado; con clases cuyos cursos llegan a sumar dos o más millones de estudiantes.

2.       Plataforma educativa cerrada: Un ejemplo es Udacity que, a través de su plataforma propia, ofrece cursos y programas creados por grandes empresas tecnológicas como Google, Amazon, Facebook o IBM, entre otras.

3.       Plataforma educativa colaborativa: Un ejemplo es Udemy que, sin tener profesores contratados, cuenta con más de 30 millones de estudiantes, a través de una plataforma que permite a cualquier persona proponer sus cursos y en la que la evaluación de éstos, realizada por sus alumnos, es uno de sus principales activos digitales. Modelos similares, en industrias diferentes, lo son Uber y AirBnB.

Las plataformas anteriores, que a la fecha acumulan decenas de millones de estudiantes suscritos a sus cursos, son solo tres ejemplos dentro de un enorme portafolio de posibilidades disponibles en la web, que crece día a día y que no solo han utilizado las TI para crear una ventaja competitiva, sino que han democratizado y facilitado el acceso al conocimiento especializado, que antes de la hiperconexión y globalización impulsada por Internet, se encontraba monopolizado por las instituciones de Educación Superior.

Las necesidades actuales y futuras de un mercado laboral tremendamente dinámico y de la sociedad, parecieran hacer necesario modificar o al menos repensar la estructura de carreras de largos currículos, bajo el paradigma centrado en “el título para toda la vida”, convergiendo a un paradigma centrado en “educación continua”.

Este punto se hace especialmente relevante si se toma en consideración el alarmante descenso de aprobación que han tenido las instituciones de educación superior en todo el continente, el cual indica una baja del 10% de la confianza pública en tan solo tres años, según estadísticas otorgadas por Gallup[2] el año 2018. ¿La razón? Un bajo retorno sobre la significativa inversión del título universitario, especialmente en tiempo, que está poniendo en duda el valor de la enseñanza superior tradicional.  Baste pensar que, hoy en día, una certificación de competencias dadas por Cisco o Google, pueden tener mayor valor que un título universitario a la hora de contratar personas. De hecho, el SIES[3] revela que la tasa de empleabilidad promedio de las Universidades Chilenas ha caído en un 10% en los últimos 4 años y el de nuestra PUCV en un 6%.

III

Por otra parte, los métodos tradicionales de enseñanza, aun fuertemente centrados en la entrega de conocimientos, con clases del tipo Lecture, es sabido, no están respondiendo a las formas e intereses de aprendizaje de los nuevos estudiantes.

En 2016, Jill Watson[4] estuvo pronta de ser elegida la profesora mejor evaluada del prestigioso Instituto Tecnológico de Georgia en los EEUU (GeorgiaTech), hasta que se informó que se trataba de un motor de Inteligencia Artificial (IA) que, interactuando en lenguaje natural, daba una atención personalizada a cada uno de sus casi 300 alumnos.

En esta línea, resulta interesante destacar a nuestra Escuela de Derecho, la cual está iniciando en conjunto con la Escuelas de Informática y los Institutos de Estadística e Literatura y Ciencias del Lenguaje el desarrollo de un motor de Inteligencia Artificial que, mediante una revisión multidimensional, inteligente y veloz de la Ley, Reglamentos y Jurisprudencia, busca ayudar a estructurar la presentación de complejos proyectos ambientales, con máximo ajuste a la Ley, que minimicen su probabilidad de rechazo.

El escenario anterior, junto con alertar la necesidad de un cambio en los métodos de enseñanza, nos impulsa como Universidades a preguntarnos ¿qué tipo de profesionales debemos formar?

Basados en los ejemplos anteriores, si pensamos que el mayor porcentaje del tiempo de un abogado ante un caso se invierte (¿?) en un análisis de la Jurisprudencia y que un motor de IA puede hacer ese trabajo con mayor exhaustividad y a velocidades infinitamente superiores a las de un ser humano, las preguntas son: ¿Qué competencias debemos dar a nuestros futuros abogados y, en general, a nuestros profesionales? ¿Cuánto deben durar sus carreras?, o ¿Cómo se posiciona un profesor ante Jill Watson?, ¿Son relevantes bajo los paradigmas de formación actual, carreras que compiten con las tecnologías, como Traducción e incluso Medicina y Leyes?

¿Y qué talentos debemos desarrollar en nuestros egresados? Diversos autores[5] indican que, pareciera ser que el pensamiento crítico, la capacidad de observar, la creatividad, la colaboración y el potenciamiento de las condiciones que nos distinguen como seres humanos y que nos permitan empatizar profundamente con otro ser, como no lo pueden hacer hoy en día las máquinas, son las destrezas que el mundo del mañana estará demandando a nuestros graduados. Nos atreveríamos agregar la Disciplina, como competencia indispensable en el mundo cambiante y de autoformación que estamos enfrentando.

Por su parte, la Investigación soportada en nuevas tecnologías que vienen de la mano del Internet de las Cosas (IoT), de la supercomputación, de la Inteligencia Artificial, de las realidades virtual y aumentada, del Big Data, del blockchain, etc., pueden potenciar escenarios de creación de nuevos conocimientos impensados a la fecha, en la medida que sepamos cómo utilizarlas y hacerlas productivas de modo efectivo y en colaboración multidisciplinaria. Hoy en día, las Universidades están dejando de ser los centros exclusivos de la Investigación, cediendo espacios a empresas y organizaciones especializadas, dedicadas a una investigación no preocupada de publicar, sino de generar conocimiento importante y relevante para el mundo de hoy, con gran financiamiento y con enorme apoyo de tecnologías.

IV

A la luz de estos hechos, este autor cree firmemente que el Sistema Universitario tradicional y nuestra PUCV enfrentan la que llamábamos CRISIS SILENCIOSA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR, la cual es imprescindible sea desafiada prontamente, mediante una reflexión respecto al rol y a la estructura que nuestras universidades debieran poseer ante un sistema académico[6] global, competitivo y digital, buscando generar estrategias y acciones acordes, que permitan redefinir tanto el modelo educativo tradicional imperante, nuestra oferta de carreras, como en su forma de enfrentar la Investigación con apoyo en las nuevas tecnologías y en los nuevos paradigmas que mueven y moverán el mundo.

Tal como lo alerta un conocido experimento de la rana que, pudiendo escapar, muere hervida pues no detectó a tiempo el peligro de los lentos aumentos de temperatura del agua en que flotaba, nuestras Universidades deben detenerse a reflexionar oportunamente los cambios de escenario que trae la Cuarta Revolución Industrial y a actuar en consecuencia.

Es bien sabido que, en chino, la palabra CRISIS (Wéijī) se compone de dos ideogramas 危机 (WÉIxiǎn y huì), que significan PELIGRO y OPORTUNIDAD, respectivamente. ¡Es cierto!  Es un hecho que el mundo de la Cuarta Revolución Industrial, querámoslo o no, está enfrentando al sistema Universitario y a nuestra PUCV al PELIGRO de volverse irrelevantes, pero, en contrapartida, y porque tenemos las capacidades, abre la enorme OPORTUNIDAD de permitirnos dar un salto cuántico y posicionarnos no solo como un referente nacional sino, por que no soñarlo, global, en la medida que reconozcamos el valor diferenciador que hoy en día aportan las TI, que sumadas a estrategias visionarias que las utilicen de manera innovadora y creativa, pueden contribuir al desarrollo de nuestro modelo académico3 y, en definitiva, al más cabal cumplimiento de la Misión de nuestra querida Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

httpss://www.mckinsey.com/industries/social sector/our-insights/education-to-employment-designing-a-system-that-works

httpss://news.gallup.com/opinion/gallup/242441/confidence-higher-education-down-2015.aspx

Fuente: www.mifuturo.cl, SIES: Sistema de Información de la Educación Superior

httpss://www.news.gatech.edu/features/jill-watsons-terrific-twos

Preparing 21st Century Students for a Global Society, National Education Association, USA 2018.  Patricio Meller, Claves para la Educación del futuro, Catalonia 2019, Cathy N. Davidson, The New Education: How to Revolutionize the University to Prepare Students for a World in Flux, Nueva York, Basic Books, 2017; Bernie Trilling, 21st Century Skills: Learning for Life in Our Times, San Francisco, Jossey-Bass, 2009; Charles Kivunja, «Teaching Students to Learn and to Work Well with 21st Century Skills: Unpacking the Career and Life Skills Domain of the New Learning Paradigm», International Journal of Higher Education, 4, 1 (2015).

[6] Se entenderá por ACADÉMICO: los ámbitos de la Docencia, Investigación y Vinculación con el Medio

Las opiniones vertidas en esta columna no representan necesariamente la visión de la Institución

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