Educación digital: un cambio de paradigma en la enseñanzaLa educación digital no busca solventar las carencias del actual sistema educativo con herramientas tecnológicas, sino se plantea como objetivo transformar la forma en la que pensamos la docencia, alcanzando la transición de un modelo pedagógico estándar y uniforme a uno flexible y dinámico.

Desde la Revolución Industrial, el escenario global ha sido testigo de cambios vertiginosos e irreversibles en casi todos los aspectos que norman la vida en sociedad, los cuales han transformado notoriamente la forma en la que vivimos y nos desarrollamos. Nuestros medios de transporte, canales de comunicación, sistemas de salud, procedimientos de seguridad; todos han sido sometidos a procesos de metamorfosis que los han adaptado a las nuevas necesidades de las personas en un mundo siempre cambiante.

No obstante, aun en este escenario, el modelo educacional ha permanecido casi intacto, irguiéndose desde el siglo pasado como un pilar con estructuras rígidas que limitan el surgimiento de nuevas ideas en las aulas de clases, un hecho que resulta paradójico si se toma en cuenta el rol sustantivo que se le proporciona al sistema educacional para el mantenimiento del actual orden social.

Durante el periodo de mecanización de industrias, las escuelas fueron diseñadas como instrumentos para abastecer a la sociedad de profesionales y trabajadores para la producción y el consumo masivo. De esta forma, el sistema educativo asumió los valores típicos de la organización industrial, basados en la jerarquía, la planificación, el control y la estandarización, los cuales siguen sosteniendo nuestro modelo educativo hasta el día de hoy.

Aunque, por un lado, este modelo educativo ha logrado estimular de forma efectiva la estructura social productiva para el funcionamiento de la sociedad moderna, sus métodos de enseñanza lineales han llevado a un entendimiento unilateral sobre la docencia. De esta forma, se suele entender a la mente como una caja receptora de información y no como un sistema abierto y flexible de conocimiento que responde de diversas maneras a retos y situaciones de la vida diaria.

En su teoría de capacidades cognitivas, Howard Gardner nos habla de la existencia de 8 formas de inteligencia, que varían desde la inteligencia lingüística o matemática hasta la inteligencia musical, corporal o interpersonal. Es una postulación ha tenido gran impacto sobre el futuro de la docencia, ya que demuestra que el modelo industrial de la educación coarta o restringe el desarrollo de diversas competencias en niños y jóvenes, dejando en evidencia las falencias dentro de las instituciones educacionales.

Estos descubrimientos se suman a los procesos constantes de transformación generados por la era del conocimiento, los cuales convergen en un escenario que nos obliga a cambiar el modelo estandarizado que ha caracterizado al sistema educativo desde hace décadas, y nos invita a analizar la educación desde un nuevo paradigma propio de la era digital, de forma que se logre transformar no solo las metodologías de enseñanza, sino también los canales y modelos tradicionales de educación.

Entenderemos por “educación digital” al modelo educacional que se desprende de la actual era tecnológica, y que responde a las necesidades de los estudiantes en torno a los diversos conocimientos, actitudes, valores y habilidades que el siglo XXI plantea.

APRENDIZAJE COLABORATIVO

Ante el escenario incierto que han traído los avances de nuevas tecnologías en el mercado laboral, surge una imperante necesidad de transformar las estrategias, técnicas y herramientas que utilizamos en el proceso de enseñanza y aprendizaje actual, de modo que puedan enfocarse en preparar y desarrollar el componente humano, potenciando las habilidades y competencias que nos hacen distintos a las máquinas, como la resolución de problemas, empatía, control emocional, trabajo en equipo, entre otras.

Para lograr esto, la educación digital busca entender la docencia como un proceso flexible, donde el docente pasa de ser un transmisor del conocimiento a convertirse en guía y facilitador del proceso de aprendizaje de sus alumnos. En este proceso, el docente se presenta como un mentor, quien orienta a los alumnos y estimula su aprendizaje tanto dentro como fuera de las aulas por medio de diversos métodos, ya sean estos textuales, audiovisuales, sensoriales o vivenciales.

Atrás quedan las visiones de las clases expositivas como estrategia de enseñanza estándar que presentan al profesor como el único portador de conocimiento, para dar paso a un paradigma adaptable ante diversas metodologías de aprendizaje y áreas de conocimiento, las cuales son potenciadas por las nuevas oportunidades tecnológicas que se presentan en la actualidad.

De esta forma, las plataformas digitales son percibidas como un medio para alcanzar un solo objetivo final: convertir la educación en una experiencia dinámica y bidireccional que pueda otorgar a los alumnos mecanismos de enseñanza adecuados para sus procesos de formación, convirtiendo así a los estudiantes en agentes activos dentro de su propio proceso educativo. Transformar los espacios de aprendizaje, las técnicas e incluso los contenidos según las necesidades de los alumnos serán prácticas recurrentes dentro de este modelo adaptable.

Es el ejemplo del Instituto Tecnológico de Monterrey, el cual basa su modelo educativo en novedosas metodologías que llevan al aprendizaje a través de retos o experiencias vivenciales, promoviendo la creatividad, innovación, proactividad y experimentación como los valores elementales de aprendizaje dentro de las aulas de clases. Lo es también, el uso adecuado de las Aulas de Aprendizaje Activo, A3, presentes en varios campos de nuestra PUCV.

En este sentido, resulta importante resaltar que, para que estas prácticas tengan el impacto deseado, no pueden ser iniciativas aisladas de docentes innovadores en sus cursos, sino que debe ser parte de un proceso institucionalizado y aplicado desde el primer día del estudiante en su proceso formativo.

Resulta esencial delinear la diferencia entre los cursos online, que solo traspasan el modelo tradicional a plataformas tecnológicas, y las universidades digitales, las cuales buscan hacer del proceso educacional una experiencia integradora, personalizada y dinámica para sus estudiantes.

UNIVERSIDADES DEL FUTURO

Hasta ahora, el sistema educacional ha dado pequeños pasos para replantear las metodologías de enseñanza dentro de las aulas, las herramientas de docencia e incluso los espacios de aprendizaje, pero ¿sigue siendo el actual modelo universitario tradicional la estructura óptima para llevar a cabo estos cambios?

Tomando en consideración que el nuevo perfil de estudiantes vive en una realidad donde el cambio permanente, la inmediatez y disponibilidad son factores críticos en su proceso de aprendizaje, resulta necesario romper las limitaciones físicas de las salas de clases a través del uso intensivo de plataformas web, que permitan a los alumnos acceder al material del curso e interactuar en un ambiente virtual. Utilizando estos avances, las instituciones no solo pueden ser efectivas en el aprendizaje y la formación de sus estudiantes, sino también en romper las barreras geográficas de un país.

Pero, aunque diversas proyecciones señalan que las universidades se desarrollarán cada vez más en el plano digital, plataformas tecnológicas educacionales como Udacity han logrado destacarse en el campo académico no solo por su modalidad libre o alcance amplificado, que les permite instruir a millones de personas simultáneamente, sino también por sus renovados sistemas de enseñanza y evaluación.

En vez calificar a sus estudiantes bajo métricas usualmente limitadas que restringen el desarrollo de otras metodologías de aprendizaje, esta institución digital orienta sus métodos a las diversas formas de identificar y solucionar problemas, enfatizando que los cursos “no se evalúan en una escala regular, ya que no buscamos que los alumnos tengan buenas notas, sino que encuentren formas individuales y particulares de aprender y resolver situaciones en la vida cotidiana”, según explica el fundador de Udacity, Sebastian Thrun.

En definitiva, han sido este tipo de cambios los que han permitido entender cómo se llevará a cabo la transformación educacional en los próximos años, delineando así la diferencia entre los cursos online, que solo traspasan el modelo tradicional a plataformas tecnológicas, y las universidades digitales, las cuales buscan hacer del proceso educacional una experiencia integradora, personalizada y dinámica para sus estudiantes.

Tomando en consideración este escenario, es claro que el actual modelo educacional superior debe ponerse al día con las constantes evoluciones de la docencia que posibilitan las nuevas tecnologías, reformando sus modalidades de enseñanza, métricas de evaluación e modelos curriculares para atender a las futuras demandas del escenario tecnológico global, las cuales prevén grandes alteraciones dentro del mercado laboral en los próximos 20 años.

Según estudios realizados por la Universidad de Oxford, el 47% de los empleos pueden considerarse de alto riesgo de ser automatizados en los próximos 10 años[1], una estadística que levanta alertas dentro de las Casas de Estudio Superior, las cuales deben encontrar la forma de mantener vigente y relevante el conocimiento impartido en una porción considerable de sus carreras.

De forma curiosa, el mundo corporativo ha detectado esta necesidad y se ha dedicado a proveer cursos online especializados de la mano de grandes conglomerados de la esfera empresarial (como Google), los cuales otorgan a potenciales trabajadores la oportunidad de adquirir habilidades específicas y certificadas en menos de un mes, dejando el modelo universitario tradicional en apuro de seguir sus pasos a través de diplomados o programas de magíster. No obstante, la extensión de tiempo de estos cursos y sus modalidades de trabajo están otorgando al mundo privado la delantera en esta materia.

En vista de este problema, y para compensar las críticas sobre la poca preparación de jóvenes titulados en el mundo laboral, las Universidades han debatido si orientar sus mallas curriculares hacia materias más prácticas que teóricas, dilema que, aunque ha probado ser importante para el desarrollo efectivo de escuelas y facultades académicas, sigue dejando de lado el tratamiento de la destreza más necesaria para el futuro: el aprender a aprender.

Si bien resulta importante instruir a los estudiantes en todos los contenidos teóricos y las habilidades prácticas necesarias para desenvolverse de forma óptima en el mercado laboral, es aún más esencial otorgarles herramientas para el aprendizaje activo y autónomo, ya que el escenario laboral seguirá siendo testigo de cambios irreversibles a los cuales deben estar preparados a adaptarse.

Por esta razón, es vital formar a nuestros estudiantes con nuevas capacidades y conocimientos que estimulen el aprendizaje continuo, de modo que la educación no sea vista como una etapa inicial de formación en la vida de las personas, sino como un ciclo constante y sin límites predispuestos.

Considerando que la educación digital ha abierto las puertas hacia un mundo de posibilidades donde el libre flujo del conocimiento permita una verdadera democratización tecnológica y educacional, solo queda en nosotros adaptarnos para así seguir asentando las bases para un futuro sostenible e inclusivo para todos.

[1] Una encuesta equivalente realizada en nuestra PUCV, mostró que el 48% de nuestros empleados veían igual peligro

Las opiniones vertidas en esta columna no representan necesariamente la visión de la Institución

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